lunes, mayo 27, 2013

Comentarios a la RP 459 sobre la comida chatarra

-La gente efectivamente se da cuenta de quiénes son los que se benefician con esta campaña mediática.  Para mí, lo más impresionante es que estén utilizando el derecho a decidir libremente, a matarte o no.   En realidad, lo que se pide es solamente advertir, pero creo que lo que es lo que más les duele es a los publicistas y creo que la ley es muy clara en determinar la publicidad  amañada que se utiliza para que la gente consuma chatarra (Un comentario en el Facebook).

-Debo decirte que discrepo con tu "frase w" pues el hecho que una persona haga público su desinterés hacia la salud infantil, permite saber qué clase de gente es (Un ingeniero).

-Habrás notado cómo han crecido en el país los índices de diabetes.   Mucho de ello tiene que ver con las nuevas costumbres hacia el azúcar y las gaseosas… Y ni qué decir del cáncer,  asociado también a la cultura alimenticia y las acciones de la nociva industria alimentaria.  ¿Sabías que el 90% del pescado que se pesca en el Perú se va a la harina de pescado?  ¿Y que las pesqueras pagan un sencillo por dichas concesiones? ¿Que pese a ser un país agrícola "los hábitos" impuestos nos han hecho dependientes?  (Un asesor parlamentario).

-Debo reconocer que, de vez en cuando, no siempre, sucumbimos ante los fast food, no sin cierta culpa. Pero de todas maneras el 95% de las veces procuramos comer sano. Lo mismo deseamos para nuestro hijo. Con relación a los caprichos infantiles, esperemos poder manejar la embestida publicitaria de la cual es difícil escapar.
Te cuento que en el  ministerio donde trabajo se asigna una partida (que no es menor a los dos mil soles anuales por oficina) para la compra de gaseosas. Se supone que es para invitar a los visitantes, pero lo cierto es que se la termina el propio personal (Un sociólogo que hace pensar sobre el consumo de gaseosas entre los adultos).

-Cuando era chico la botella "familiar" de Coca Cola era de menos de un litro, y en mi casa sólo la compraban los domingos: Un vaso para cada uno. Actualmente en mi casa tenemos casi prohibida la compra de gaseosas, excepto cuando hay una reunión… y allí sirve para preparar los chilcanos (Un historiador).

-Muchos críticos de la norma, usan el argumento "Si permito que controlen la publicidad, y me digan que comer, qué vendrá después?". Un miedo sin duda enmarcado dentro de las "libertades" que el sistema liberal les ofrece. La combinación de grasas saladas y carbonatados dulces, (que está probado, origina una sensación de placer al cerebro, es la sensación de gusto, lo "rico"), se ha incrementado en los últimos años.  Todas las personas conscientes saben que la chatarra mata, como el cigarro o como el alcohol, y yo coincido con los liberales, en que si quieres beber o fumar o comer chatarra hasta morir, tu gusto y problema, pero los niños pagan los platos rotos de la publicidad orientada a ellos, y que no pueden discernir sobre lo saludable de un alimento.    Se dice "es culpa de los padres", pero una sociedad que nos impone más tiempo para trabajar y menos tiempo para el resto de cosas, entre ellas los hijos; debe hacer algo para que el equilibrio no se rompa estruendosamente. Algo se debe hacer, no sé si la norma funcione realmente, pero el espíritu de la misma es bueno y me gusta (Un abogado desde Piura).  

-Ese lugar donde dices había un parque, hace mucho tiempo era ya un terral descampado...es una pena que no lo hayan aprovechado para recuperarlo como parque yo diría...pero creo que también era parte de las propiedades de la PUCP, como el Plaza San Miguel... (Un abogado de Pueblo Libre: en realidad primero fue parque y luego quedó abandonado).

-Otro tema relacionado es el de las fórmulas (o denominadas engañosamente leches maternizadas) detrás se encuentran las industrias farmacéuticas (Una abogada de San Martín de Porres

-La comida chatarra es una droga. Una droga diseñada para generar adicción. Esta ley representa el inicio del mismo camino recorrido para tratar de restringir el consumo de alcohol, tabaco, marihuana, cocaína etc.  El avance tecnológico producirá comida chatarra cada vez más adictiva.  La mayoría no sabe que el sabor, el color y el olor característicos de una hamburguesa se produce por una combinación exacta de sustancias químicas artificiales añadidas a una base de carne insípida, pálida y sin olor. Lo que nos venden es comida sólo en apariencia.  En realidad es un producto químico industrial adictivo de bajo costo y vendido al precio más alto posible con apoyo de publicidad engañosa. ¿Qué puede hacer una ley contra este gigantesco y poderoso negocio multinacional? Tal vez restringir la publicidad o reducir el uso de grasas trans, pero los brillantes publicitas e ingenieros químicos asalariados de estas industrias encontrarán la manera de burlar la ley para crear más adictos ávidos por comerse su hamburguesa favorita haciendo uso de su libertad personal. A este adicto no le importa el riesgo de diabetes o de cáncer al colon de la misma forma como al fumador no le importa el cáncer de pulmón o al alcohólico el cáncer al hígado.   Pero el negocio no termina allí. Cuando el cuerpo enferma y se declara la diabetes, la hipertensión, los males renales y los cánceres,  la industria farmacéutica perteneciente a los mismos poderosos grupos económicos recibirá con los brazos abiertos a los adictos para sacarles hasta el último céntimo con tratamientos en base a más químicos salvajemente caros antes de mandarlo a la tumba. Negocio es negocio (Un abogado).

-No estoy de acuerdo con la ley, por el hecho de que el Estado asume injerencia en los espacios de libertad que la Constitución reconoce, sin embargo, también debo explicitar que, tal hecho no debe interpretarse como alguna intención de favorecimiento  a algún interés.   Antes que prohibirle al papá que cosa debe comprar a su hijo, lo que el Estado debe favorecer y propiciar sería una especie de "escuela de padres" en las que se les enseñe a éstos a elegir, a evitar la manipulación filial y a distinguir entre una publicidad engañosa y aquella otra que no lo es (Otro abogado de Piura).

-Ojalá que este reglamento no sólo sea para niños, niñas y adolescentes sino para adultos jóvenes, maduros y mayores. Los universitarios en particular tienen una alimentación muy deficiente por quizás las mismas causas víctimas de una publicidad abrumadora, falta de control  de los padres y ante todo una infima y ridícula promoción de la salud a todo nivel (sólo se hace publicidad sobre tbc o gripes), además de las propias exigencias académicas. Además que en muchas universidades que por lo general son edificios no existe lugar para las prácticas deportivas y tampoco se promueve la actividad física. También un grupo importante tiene más disponibilidad de dinero que es gastado en buena parte en alcohol y cigarrillos pero a las autoridades universitarias pareciera que no les interesa nada de esto. Por un lado el tabaco se regula pero también debe ser regulado el consumo de alcohol sobretodo en la publicidad que por lo general está orientada a los jóvenes. No se debe olvidar tampoco las buenas relaciones interpersonales, el respeto por el prójimo, mejorar la autoestima y también tener horas adecuadas de sueño y ofrecer controles médicos preventivos gratuitos en todas las universidades. Sólo así el Perú saldrá adelante y con estilos de vida saludables.
¡Ah me olvidaba!   También se debe regular fuertemente la venta de comida chatarra sin marca y sin autorización que proliferan en cada esquina de colegios, universidades y los encuentras hasta bajo los puentes o al lado de un baño público. Porque no se puede negar que los niños y los jóvenes de menos recursos ni siquiera se compran un producto golosinario en paquete, por lo general consumen sus alimentos en ambulantes que expenden tipo de frituras dañinas preparadas en pésimas condiciones sanitarias. Ahí tenemos el ejemplo de la muy popular Tía Veneno, el que vende sus "yuquitas, camotitos, papitas". Y para rematar la cosa, lo consumen sin lavarse las manos dando y recibiendo el dinero y para recontra rematar, tiran al piso sus residuos o desperdicios (Un enfermero).

-También tenemos nuestra comida chatarra a la peruana y es la que consumen millones de escolares de colegios pobres desde su más tierna edad. En los colegios de San Juan de Miraflores y Villa maría del Triunfo que visito, todos tienen un kiosko donde venden viandas altas en grasas y azúcares. No he visto ningún kiosko en cerca de diez colegios públicos de Pamplona Alta que vendan fruta o jugo de frutas. Todos venden bizcochos industriales (no sé si merezcan llamarse pastelería), "productos golosinarios" de todo tipo y, la estrella del menú diario: una serie de fritos y rebozados que se venden en pequeños platitos de 50 céntimos, trozos de pollo "broasters", salchipapas que nadan en mayonesa o ketchup, un arroz chaufa extraordinariamente aceitoso y cosas similares (Un activista por los derechos de los jóvenes).

-Conozco casos de cerca, sobre niños con desnutrición por causa no de la crisis económica sino del desconocimiento. Las madres, con el apuro dan a los niños dos soles para su desayuno: emoliente y pan con algo en la esquina. En la noche, pasan por el puesto de las salchipapas, anticucho o lo que sea y esa es la cena (Una secretaria).  


La publicidad es muy poderosa, por ejemplo mediante los visitadores médicos influye en la prescripción de los médicos, con tantos años de formación ... en ese contexto es un cuento la libertad de prescripción ... extrapolemos ello en la publicidad dirigida a los niños (Un médico).

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RP 460: Si es blanco, seguro es racista


Desde hace varios años, la Universidad del Pacífico viene estudiando la problemática de la discriminación y el racismo en nuestro país, graficando cómo coexisten con el crecimiento económico.    Varios integrantes del Centro de Investigaciones de dicha universidad han analizado los prejuicios étnicos, clasistas y de género que existen entre los empresarios de clase alta.  Se ha demostrado también que las personas de apellidos andinos tienen menos posibilidades de acceder al empleo que quienes tienen apellidos europeos.    
Las publicaciones de la Universidad del Pacífico exploran temas tan sensibles como la discriminación en los servicios de salud hacia las mujeres indígenas, las carencias en la educación que se brinda a los niños de las zonas rurales y los problemas que tienen muchos peruanos para autocalificarse.   Se ha analizado inclusive la complejidad del racismo peruano, mostrando que la misma persona puede ser blanca en un contexto y chola en otro.   Ninguna otra entidad académica en el país ha tenido una preocupación tan constante, con tanto rigor académico. 
-Sabemos que el racismo existe, pero lo importante es pasar de las impresiones subjetivas a graficar y cuantificar de qué manera está presente y cuáles son sus consecuencias –me ha dicho varias veces Cynthia Sanborn, la directora del Centro de Investigaciones.   
Por todo ello, me sorprendió mucho cuando la joven Yaqui Quispe, señaló hace unas semanas  que había sido víctima de racismo en esa misma universidad. 
Sé perfectamente que en muchas entidades nacionales o internacionales que oficialmente rechazan la discriminación en el Perú, algunos de sus integrantes han incurrido en frases, comentarios o actitudes racistas, pero en este caso, la señorita Quispe sostenía que, si no había ingresado a la Universidad del Pacífico con la Beca 18, no había sido por desaprobar el examen de admisión… sino porque toda la Universidad era una institución racista. 
Lo más grave es que muchas personas, sin mayor fundamento, comentaban que dicha Universidad mantiene una política intencional de excluir a quienes son de la sierra, tienen rasgos andinos o se apellidan Quispe.
El hecho que tantas personas se pusieran a difundir este tipo de acusaciones, para mí fue simplemente la expresión de prejuicios raciales: “como en esa universidad estudian y enseñan muchos blancos, seguramente son racistas”.   
En el Perú, los prejuicios hacia los blancos son ambivalentes: se les percibe como guapos, adinerados, mejor preparados, pero también se cree que son crueles, arrogantes  y racistas.   Como ocurre con los demás prejuicios raciales, quien los tiene cree que no es racista, sino que simplemente está describiendo una realidad. 
Estos sucesos me han hecho recordar el linchamiento mediático que el año pasado sufrió Celine Aguirre, después que su hijo tuvo un altercado con una mujer en un cine de Chorrillos: sin prueba alguna, la actriz fue acusada de transmitir ideas racistas a su hijo.   Un linchamiento similar enfrentó este año Claudia Dammert, una persona que dejó sus comodidades limeñas para trabajar en la sierra de Ancash en promoción cultural, en tiempos del terrorismo.   Sin embargo, una expresión en un programa de televisión sirvió para descalificarla como racista.   Días después le ocurrió lo mismo a Susana Villarán, como parte de la campaña por la revocatoria.
El racismo hacia los blancos se puede manifestar cuando la víctima puede parecer más vulnerable, por ejemplo, el único niño blanco en un salón de clases.   En ocasiones, además, se une al antilimeñismo  “Los profesores me trataron intencionalmente mal, me humillaban”, cuenta una socióloga a su regreso de Puno.   El ser blanca, y además limeña, la había descalificado por completo ante sus interlocutores. 
El racismo hacia los blancos puede ser cruel e implacable porque está revestido como una forma de justicia o de castigo.   No importa que la víctima no haya cometido ninguna acción racista.   “Aunque sea una vez les arda a los blanquiñosos lo que millones de discriminaciones diarias sufren los cobrizos de este choleado país” escribió una persona hace unos días en La República, comentando la burla que Carlos Cacho hizo sobre la forma de bailar de una concursante. 
Esta conducta pretendidamente antirracista, es simplemente otra forma de racismo y el racista está tan ofuscado que puede maltratar a niños, como le ocurrió a cuatro alumnos del Colegio Newton (http://www.lainsignia.org/2006/octubre/ibe_041.htm) o al hijo de Celine Aguirre, que inclusive fue golpeado por Miriam Gómez.    Como sucede con otros “justicieros”, ella fue presentada como heroína y víctima.   Hace algunas semanas, le sucedió lo mismo a las dos mujeres que tuvieron un altercado con el Embajador del Ecuador en un supermercado Vivanda.   En todas estas situaciones, la acusación de racismo se emplea para descalificar a un adversario y para justificar la violencia contra él.  

Así como es dañino negar la existencia del racismo, también lo es negar que el racismo contra los blancos está muy presente… y que puede estar en el interior de muchos de nosotros.  

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