Reflexiones Peruanas Nº 250: Es sólo una broma...
Como la mayoría de peruanos, hasta hace una semana, yo ignoraba que existía Mesa de Noche, un programa de televisión conducido por los actores Dennise Arregui, Renzo Schuller y Jimena Lindo. Esta última, en una reciente edición, señaló que Magaly Solier y Norma Martínez habían estado en el festival de Cannes, a lo que Schuller replicó:
-¿Están vendiendo chompas?
-¡Están vendiendo chullos! –replicó Lindo, en medio de una carcajada.
Muchísimas personas que han visto la repetición de esta escena (el programa original tiene una sintonía bajísima) sostienen que ella dijo chuño, un derivado de la papa que es parte fundamental de la dieta de los pobladores andinos.
Era claro que la condición andina de Magaly Solier llevó a que fuera asociada a la venta ambulatoria de productos textiles o tubérculos, pero estas bromas, además de evidenciar la envidia de los dos conductores frente al éxito de sus compatriotas, ¿eran una forma encubierta de discriminación?
Estoy convencido de ello, y que las bromas racistas están tan extendidas porque en el Perú, muchas cosas no se dicen de frente. Los peruanos no oímos frases como “¡La única gente guapa en el Perú es la gente blanca!”, pero las campañas por el Día del Padre que han lanzado Sodimac, Hiraoka o Ripley muestran esta perspectiva.
Tampoco escuchamos a nadie decir “¡Quisiera que todos los indios se murieran!” o “¡La vida de los cholos no me interesa!” pero la indiferencia frente a la violencia política en los años ochenta, las esterilizaciones forzadas de los noventa o las masivas muertes por frío en pleno siglo XXI reflejan que en el fondo, mucha gente de Lima piensa así, incluidas autoridades y directores de medios de comunicación.
En este contexto, las bromas son un mecanismo recurrente para discriminar sin admitirlo. Permiten humillar al colega o al compañero de clase, sea por el color de piel, la vestimenta, la edad o el lugar de origen. La maniobra de recurrir a la broma es perversa, pues si el discriminado protesta o se indigna, como correspondería a una discriminación más abierta, se le acusa de no tener sentido del humor.
De esta forma, Andrés Bedoya sostiene que sólo bromea, cuando en el diario Correo declara que los campesinos andinos no son seres humanos y que en las islas del Titicaca debería haber carteles advirtiendo “Prohibido dar de comer a los uros”. Jorge Benavides decía que era una broma mostrar a las mujeres campesinas como seres sucios y primitivos.
“Es una broma” es un argumento común para no intervenir frente a muchas situaciones de discriminación en el salón de clase o el centro laboral. En el fondo, en una sociedad tan discriminadora, para muchos individuos inseguros de sí mismos se vuelve casi una necesidad de afirmación ubicar a un “punto”, es decir a una persona a la que todo el mundo humilla.
Las bromas discriminatorias deben ser comprendidas como un ejercicio de poder y una de las formas más crueles de acoso laboral o escolar, desde burlarse de la comida que uno lleva a la oficina, hasta burlarse del más gordo del grupo o de quien tiene baja estatura (y acá hablo de prácticas que he visto en varias ONGs).
Muchas de estas bromas existen porque los peruanos solemos realizar comentarios que en otros países serían considerados una intromisión en la privacidad del prójimo, desde “¡Cómo has engordado!” hasta “¿Por qué no se casan ya?”, pasando por “¿Cuándo van a tener hijos?” o “¿Cuándo van a tener otro hijo?”
Algunas personas sostienen que dos actores no pueden ser juzgados por lo que dicen, como si no pudieran tener criterios morales o fueran “inimputables”. Conviene recordar entonces que Renzo Schuller y Jimena Lindo ya han tenido actitudes hacia la población andina, que por lo menos podrían calificarse de desatinadas. El año pasado trabajaron en la película Vidas Paralelas, financiada por un sector de las Fuerzas Armadas para desmentir las violaciones a los derechos humanos cometidas en los años ochenta. En la película ambos actores aparecen como terroristas ayacuchanos (no es una broma) y actúa también el siniestro congresista Edgar Núñez como adalid de la democracia (tampoco es broma). En Alemania hubiera sido impensable filmar una película así, porque es un delito negar la existencia del Holocausto nazi.
Todos los peruanos debemos ser conscientes del daño que generan las bromas discriminatorias y debemos aprender a erradicar estas prácticas de nuestro comportamiento. En colegios, institutos, centros laborales, instituciones públicas, debe haber directivas claras al respecto. Hasta ahora,
Esconder el racismo o la discriminación bajo la máscara de una broma es simplemente una forma de cobardía. Celebrar esas bromas o abstenerse de intervenir, sólo genera sufrimiento a los más débiles… y eso no es ninguna broma.
Etiquetas: bromas, discriminación racismo
2 Comments:
Es cierto lo que dices, Wilfredo.
Y cuando los antirracistas denunciamos este tipo de prácticas, se nos dice que "estamos exagerando" o que "no tenemos sentido del humor", como me dijo un caricaturista de Perú 21 que dibujó a Evo Morales vestido con plumas y dejándose vender cuentas de vidrio...
Es cierto muy cierto lo que dices. Pero si dices que la gente no dice que maten a esos indios te equivocas. El muy distinguido Diario El Comercio tiene comentarios así de infames en su espacio para comentarios. Lo irónico es que para escribir comentarios te piden la libreta electoral y aún asi aceptan estos comentarios racistas que como todos sabemos no serían aceptados en otras sociedades donde se sanciona ser políticamente incorrecto. Es triste que nosotros los peruanos copiemos sólo lo malo de las sociedades "avanzadas" y no copiemos el cuidado que tienen para referirse a las demás personas.
Cuando logremos educar a nuestros hijos con el ejemplo será cuando realmente tengamos avance.
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