domingo, noviembre 16, 2008

RP 226: Augusto Alvarez Rodrich y la Lucha contra el Racismo

A comienzos de mayo del 2004, me llamó Javier Martell, entonces estudiante de Estudios Generales y ahora autor del blog El Estándar Social:

-Wilfredo, el martes se presenta un libro en el IEP. Es importante que vayamos.

-¿Por qué?

-Porque uno de los comentaristas es Alvarez Rodrich, y podemos invitarlo a sumarse a la lucha contra el racismo.

Yo estaba escéptico sobre la gestión propuesta, pero el libro en cuestión era Memorias del Conflicto, de Carlos Iván Degregori, y de todos modos valía la pena asistir.

En su comentario, Augusto Alvarez Rodrich analizó lo poco que se había avanzado en el cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad. Al terminar, mientras el público conversaba con el autor, Javier y yo abordamos al comentarista y le explicamos que deseábamos lanzar una campaña contra el racismo.

-Precisamente se trata de uno de los problemas que denuncia el Informe de la CVR –dije –y si Perú 21 pudiera apoyarnos…

-Cuenten conmigo –nos respondió Augusto-. Les apoyaré en todo lo que sea necesario.

Y durante estos cuatro años, así ha sido. Los fotógrafos de Perú 21 fueron los únicos en acompañarnos en nuestras primeras intervenciones urbanas en el Jockey Plaza (Miguel Bellido) y Larcomar (Santiago Barco, al que casi quitaron la cámara los vigilantes), cuando todavía no imaginábamos planear acciones como Empleada Audaz que tendrían tanta cobertura mediática.

Al mismo tiempo, los editoriales de Augusto generaban conciencia en sus lectores sobre las ideas fundamentales de la campaña. Recuerdo especialmente la columna que denominó Fiesta Privada, http://peru21.pe/impresa/noticia/fiesta-privada/2007-07-09/6995, publicada cuando la Municipalidad de Miraflores clausuró el Café del Mar. Augusto señaló que los locales racistas subsisten porque existen clientes que acudían a ellos y pidió que los locales racistas fueran boicoteados.

Días después, me escribió: “La verdad que me sorprende la cantidad de felicitaciones que me han llegado. Pero te soy sincero en que el gran número de felicitaciones es algo que me preocupa más, pues es como que te feliciten por lo obvio, por lo elemental. Es decir, me sorprende haber recibido tantas felicitaciones simplemente por algo tan básico y fundamental como estar en contra del racismo”.

Hasta la semana pasada seguía mencionando el tema, como se puede apreciar en la columna sobre el triunfo de Obama, http://peru21.pe/impresa/noticia/negro-casa-blanca/2008-11-04/229163. Desde El Otorongo, el irreverente suplemento humorístico, hubo numerosas ilustraciones contra las prácticas racistas, inclusive denunciando la pasividad de Indecopi frente a las denuncias.

Este año, parecía que el 21 de marzo, Día Mundial contra la Discriminación Racial, iba a pasar desapercibido porque coincidía con el Viernes Santo, pero en Perú 21 fue publicado un aviso a página completa donde aparecía la fotografía de una bolsa de sangre lista para una transfusión con la leyenda: “El día que la necesites no te va a importar el color de su piel”.

En realidad, desde que Perú 21 comenzó hace seis años me llamó la atención su estructura ágil y su carácter plural. No era ni demasiado denso ni demasiado frívolo y lograba ser disfrutado por un guachimán, un estudiante de Sociología o el gerente de un banco. Sé que muchas personas lo compraban para leer a Guillermo Giacosa o Jorge Bruce y, al mismo tiempo, había quienes lo hacían para leer el recuadro neoliberal en la sección de Economía (supongo que alguien lo leía, aunque a mí me parecía monótono).

Me gustaba especialmente que a través de Perú 21 las reflexiones de académicos como Nelson Manrique, Carlos Iván Degregori y Martín Tanaka llegaran a miles de peruanos… y, cuando mis artículos aparecían allí, me daba cuenta que era el diario que la mayoría de mis amigos leía.

El año pasado, por su permanente preocupación contra la impunidad, en el caso de Fujimori y muchos otros, Augusto recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos y aprovechó en la ceremonia para señalar que el premio era mas bien un compromiso para seguir adelante.

Este año, Augusto colaboró con el fin del régimen machista que imperaba en el Club Regatas y respaldó abiertamente a Esther Vargas cuando fue retirada de la Universidad San Martín por su orientación sexual. En otro tema vinculado a los derechos humanos y la vida cotidiana, respaldó la lucha contra el cigarrillo, que viene cumpliendo también de manera personal, para dejar ese hábito. Perú 21 desenmascaró los intereses económicos que durante varios años impidieron que se promulgara el Reglamento de la Ley 28075. Ahora el entrampamiento ha sido superado: se prohibió fumar en las oficinas públicas y las universidades y a partir del próximo año, tampoco se podrá hacerlo en entidades privadas, incluidas las ONG.

El repentino e involuntario apartamiento de Augusto de la dirección de Perú 21 ha generado conmoción a los lectores. Yo me siento muy apenado, porque la lucha contra el racismo pierde un gran aliado y dudo que aparezca un reemplazante tan capaz y tan comprometido con el país. Confirmando la mala noticia, mientras escribo estas líneas me entero que Manrique y Tanaka han anunciado que se retiran del diario. Hay algo que se puede decir pocas veces, pero siento que con Augusto Alvarez Rodrich fuera de Perú 21 todo el país ha perdido.

Pero, por todos estos años, muchas gracias.

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