domingo, noviembre 09, 2008

Reflexiones Peruanas Nº 225: Si Obama viniera al Perú...

-¿Estás celebrando como nosotras la victoria de Obama? –me pregunta una hermana dominica.

Como ella, todos mis amigos estadounidenses votaron por Obama. Esta vez, felizmente se quedó en su casa de California mi tía que hace cuatro años votó por Bush (pasa en las mejores familias).

Naturalmente, el fin de una era tan terrible como la de Bush me causa esperanza, como me causaba desazón la actitud sumisa de algunos peruanos hacia él, desde los Presidentes Toledo y García hasta el cantante Gianmarco Zignago, tan feliz de cantarle en la Casa Blanca, mientras se cometían terribles crímenes en Afganistán.

Ahora bien, para celebrar yo preferiría esperar que Obama disponga la abolición de la pena de muerte, el cierre de la infame cárcel de Guantánamo, el retiro de las tropas de Irak, el control de armas de fuego y la firma de todos los documentos sobre derechos humanos que Estados Unidos ha rehusado suscribir.

Sin embargo, lo que más me he preguntado en estos días es si alguien como Obama pudiera ser elegido Presidente en el Perú y, lamentablemente siento que el racismo hacia los negros sigue siendo demasiado fuerte.

Una imagen lo grafica de manera terrible: los funerales de Valentín Paniagua, cuyo féretro, como se estila en los entierros más lujosos, fue cargado solemnemente por seis negros llevando guantes blancos, naturalmente. Nadie parecía incómodo ante esta escena chocante. Después de todo, lo peor del racismo en el Perú es que parece parte del orden natural de las cosas.

Me pregunto cómo tomaría Obama venir a Lima y ver, a semejanza de las antiguas haciendas de Estados Unidos y del Perú, que un portero negro es símbolo de elegancia en hoteles, restaurantes y casinos limeños, donde deben recibir con sumisión a los clientes de piel más clara. La ubicación exterior del empleado negro tiene un simbolismo cruel: mostrar que el lugar de los negros está fuera del local.

Seguramente le chocaría saber a Obama que dos connotados chefs peruanos, Rafael Osterling e Iván Kisik, tenían una política tan racista en su restaurante Café del Mar, que inclusive, por ser negro, fue impedido de ingresar un profesor de Harvard, la universidad donde Obama estudió.

No sé si a Obama le gustaría que sus hijas crecieran en el Perú: hace dos años vino a mi oficina una chica negra, a la cual los vigilantes de Machasqa, una discoteca miraflorina, obligaron a retirarse por la fuerza. Cuando un amigo suyo pretendió defenderla, fue brutalmente golpeado por los vigilantes. Lo sacaron del local y le patearon en el suelo hasta dejarlo inconsciente. La explicación para tanto salvajismo era que la chica era “evidentemente” una prostituta. Ella ahora vive en los Estados Unidos, donde se siente mucho menos discriminada.

Obama no encontrará en el Perú prohibiciones legales para que los negros se muden a zonas residenciales, pero quienes lo hacen, pueden sufrir diversas formas de maltrato. Hace años me tocó intervenir cuando una familia recibía llamadas insultantes y anónimas por parte de unos vecinos en un edificio de Miraflores. Una señora negra, residente en San Isidro cuenta: “Al principio, los vecinos eran muy distantes, pero después hasta me eligieron Presidenta de la Junta Directiva. Sin embargo, cuando iba a visitarles, las empleadas me hacían esperar afuera, mirándome como a una delincuente”.

Difícilmente Obama podrá adquirir en el Perú muñecas que se parezcan a sus hijas… o a la mayoría de niñas peruanas. Los peruanos mantenemos un ideal de belleza como el que había en Estados Unidos hace décadas. Para ello han ayudado las agencias publicitarias estadounidenses, como McCann Ericsson y Leo Burnett, que parecen no haberse enterado que no todos los peruanos son blancos y rubios.

La mayoría de afroperuanos enfrenta estereotipos negativos, prácticas de selección laboral adversa, represión policial indiscriminada y una presentación grotesca en los medios de comunicación. Mestizos y andinos, son finalmente sectores mayoritarios, mientras los negros son una minoría que los demás grupos perciben con desconfianza.

Si visitara alguna universidad peruana, sería extraño que Obama pudiera conversar con algún estudiante o profesor negro. Cuando yo era estudiante, mis compañeros decían: “Aquí no hay racismo, ellos mismos se autodiscriminan”. Era una buena forma de no querer ver qué tan fuerte es el racismo para que el temor al rechazo impida a algunas personas tomar aquellas decisiones que podrían mejorar sus vidas.

Confío en que la elección de Obama contribuya a que los peruanos reflexionemos sobre nuestro propio racismo y a mejorar la autoestima de los negros en el Perú. La celebración por Obama es una celebración por una sociedad que logra vencer sus prejuicios. Ojalá quien escribe y quienes leen estas líneas podamos vivir para una celebración similar en el Perú.

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2 Comments:

At 11:11 a. m., Blogger Jimmy Carrillo said...

Interesante artículo
En el blog del Orotongo (Perú 21) se está desarrollando una interesante discusión a propósito de algunas caricaturas que hacen referencia a estereotipos racistas.

http://blogs.peru21.pe/elotorongo/

 
At 8:29 p. m., Blogger Mario Saldaña said...

Mi estimado doctor: ¡Hasta que nos acostumbremos! No me refiero al color de la piel del presidente USA electo, la de él o las de los que vendrán sino que a la hora de agarrarse a golpes no importa si ella es blanca, negra, amarilla o roja. ¿ejemplos? es solo ver lo que ha pasado y pasa en África donde guerras tribales son inmisericordes; o lo que hubo en Sud África y Alemania, y lo que hay en China y cochinchina.
El ser o no ser no depende del color de la piel sino del saber que el rojo circula por dentro de todos nostros sin ninguna distinción.
Lo que si es verdad es que todos algún día seremos blancos, bien sequitos.

 

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