Reflexiones Peruanas Nº 211: El regalo del diablo
Aquel domingo, por la tarde, los primeros en llegar a mi fiesta de cumpleaños fueron mis abuelos, que venían del Callao. Esperábamos a mis compañeritos del Nido Sainte Bernardette, que ese año, por una disposición del gobierno de Velasco, había cambiado de nombre a Santa Bernardita.
Mientras en la televisión se transmitía el partido inaugural del Mundial de Fútbol entre México y la Unión Soviética, yo estaba muy orgulloso enseñando mis regalos. Súbitamente, se escuchó un fuerte ruido que no podía identificar, pero los adultos nos hicieron salir apresuradamente a los niños del departamento. En la escalera nos unimos a decenas de personas que bajaban gritando de los pisos superiores.
Algún impulso maligno me motivó a hacer una travesura y me detuve a propósito.
-¡Baja, que hay terremoto! –me dijeron.
Aunque ese es el primer terremoto que recuerdo, se había producido otro similar cuatro años antes y habría uno más cuatro años después. En aquel entonces, los terremotos eran tan familiares para los limeños como los golpes de Estado o la participación de la selección en los Mundiales de Fútbol.
De hecho, los terremotos siguen siendo mucho más probables que estas otras circunstancias, pero el 15 de agosto del año pasado, parecía que muchas personas recién se daban cuenta y entre ellas las propias autoridades.
La magnitud del daño que puede generar un sismo depende de cuánto está preparada la sociedad para enfrentarlo. Supervisar la construcción adecuada de viviendas y edificios, establecer vías de comunicación alternas, ensayar la evacuación de lugares públicos, designar y capacitar brigadas de voluntarios que estén listos a actuar cuando el sismo se produzca, deberían ser tareas permanentes. Nada de eso había el 15 de agosto y, hasta donde yo sé, nada de eso hay todavía.
Quizás ninguna imagen grafique mejor la improvisación con la que el Estado enfrentó la tragedia que el Presidente Alan García anunciando, varias horas después del terremoto, que no habían mayores daños o pérdidas humanas. Entretanto, miles de personas intentaban llegar a Ica, Chincha o Pisco para socorrer a sus seres queridos. Si esa noche, las labores de rescate hubieran comenzado, muchas personas se hubieran salvado.
Al día siguiente, los brigadistas que llegaban de otros países estaban desconcertados: no había vehículos para trasladar medicinas, víveres o carpas… ni siquiera había víveres o carpas en los almacenes de Defensa Civil.
Como suele pasar en el Perú, se convocó a la solidaridad de la propia población y la respuesta fue impresionante: recuerdo las montañas de ropa y víveres que se acumulaban en el Estadio Nacional… y los saqueos de los damnificados desesperados, ante la perspectiva de morir de hambre, porque las donaciones no eran distribuidas.
Mientras tanto, algunos grupos económicos percibían la tragedia como una gran oportunidad que debían aprovechar. Tendrían el respaldo de Julio Favre, designado para coordinar la reconstrucción, sin ninguna preparación en urbanismo, saneamiento o labor humanitaria. Sin ninguna preocupación hacia los sobrevivientes, planificaban el reparto: unos privatizarían el agua de Pisco, otros el aeropuerto y había quien recibiría la concesión de una nueva autopista. Con similar insensibilidad, el ministro Rafael Rey anunció que el gobierno emitiría una botella de pisco llamada 7.9 en alusión a la magnitud del sismo.
Un año después, miles de damnificados se encuentran en tal abandono que parecería que el sismo ocurrió hace tres días. Ha sido la solidaridad de organizaciones religiosas, empresas privadas, ONG, universidades y gobiernos extranjeros, la que ha logrado la reconstrucción de casas, colegios y también de vidas que estaban destruidas. A Tupe y otros lugares olvidados de Yauyos, simplemente no ha llegado ninguna ayuda del gobierno, aunque sí la de algunas personas muy valerosas.
¿Por qué tanta insensibilidad en las autoridades? En parte, como suele suceder, por discriminación. El gobierno cree que los pobres pueden seguir sufriendo, mientras prefiere atender a cuerpo de rey a las delegaciones para las diferentes cumbres. Sin embargo, como sucede con los accidentes de carretera, existe también la la visión ideológica que pretende reducir al mínimo la intervención del Estado en la sociedad. Por eso, las autoridades simplemente no saben qué hacer con los recursos que han recibido. Han dispuesto edificar un coliseo deportivo en Pisco, como si para eso hubieran sido las donaciones y no para garantizar un techo digno a los ciudadanos.
Aquel 31 de mayo de 1970, nadie llegó a mi fiesta de cumpleaños y tuvimos que comernos las dos tortas, una de chocolate y otra de manjarblanco, que mi mamá había preparado.
Por la noche, ya acostado, le dije a mi papá:
-Parece que hasta el diablo me ha querido hacer un regalo.
Si en el Perú siempre recibiremos esos regalos del diablo, deberíamos por lo menos exigir que las autoridades sepan responder cuando eso suceda.
Además…
-Dos queridas amigas mías, Silvia Loli y Raquel Yrigoyen, también cumplían años aquel 31 de mayo, pero ellas vivían en Huaraz, que quedó destruida por el sismo.
-La calle Berlín de Miraflores lleva varios meses destruida por una empresa concesionaria de la municipalidad de ese distrito. Daños similares ha ocasionado en San Isidro y Lince la empresa Conciviles, concesionaria de la Municipalidad Metropolitana, que inclusive ha bloqueado el paso a desnivel bajo la avenida Javier Prado.
-Continúan las sanciones y denuncias hacia la irresponsable empresa Soyuz, para cuyos propietarios parecen haber perdido eficacia las conexiones con el partido aprista.
-En Juli (Puno), Jorge Jahuira, un supuesto delincuente, fue quemado vivo por una furiosa multitud, que llegó a lesionar seriamente al policía Javier Castro Pancorvo, quien pretendía impedir el crimen.
-Desde el río Marañón hasta el Urubamba, miles de nativos amazónicos vienen protestando contra los recientes decretos legislativos que recortan sus derechos desde el sábado 9, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en que no encontraban nada que celebrar.
-Hablando de indígenas, por primera vez, una persona de rasgos y vestimenta andina, la congresista Hilaria Supa, ha aparecido en las páginas sociales de El Comercio. Resulta significativo que, por esta vez, la selección de fotos no haya estado a manos de María Elena Peschiera.
-Sin perdonar ni siquiera a los niños en sus políticas racistas, la empresa Ripley ha distribuido un chocante catálogo por el Día del Niño, que, al parecer, en esas tiendas se considera el Día del Niño Blanco. Invitamos a los padres de familia a no comprar allí ningún regalo para sus hijos.
-El Fraile es una discoteca de Huancayo donde se producen sistemáticas prácticas de selección racial de los clientes que deberían sancionar Indecopi o la Municipalidad de dicha ciudad.
-Hablando de municipalidades, la Municipalidad Provincial de Arequipa ha dispuesto retirar la licencia de funcionamiento a los locales que discriminen. Lo mismo se ha establecido en las localidades de Mejía, Camaná, Mollendo y Samuel Pastor La Pampa, frecuentadas por los arequipeños durante sus días de descanso.
-Agradecemos a Eduardo Adrianzén y Enrique Delgado por sus interesantes intervenciones en el conversatorio sobre Racismo y Humor. Este miércoles tendremos un nuevo Miércoles Antirracista en el Centro Cultural de España. Fíjense bien que comienza a las 5pm.
RACISMO Y AUTORRACISMO
Julio Hevia, psicólogo, Universidad de Lima
Rocío Muñoz Flores, directora del Centro de Estudios y Promoción AfroPeruano Lundú
Wilfredo Ardito Vega, abogado, APRODEH y Mesa contra el Racismo
Centro Cultural de España, 13 de agosto, 5pm.
El aporte (sobre la RP 210):
La responsabilidad social empresarial por definición es una iniciativa de carácter voluntario, que se refiere a actividades que rebasan el mero cumplimiento de la legislación. Por eso, el incumplimiento de la normativa laboral, ambiental, etc., no es lo mismo que ausencia de responsabilidad social, sino un acto ilegal
Muchas veces no se distingue entre lo voluntario y lo obligatorio, como si el respeto de los derechos humanos fuese un acto de solidaridad que merece certificados. De hecho la responsabilidad social termina como una moda sin sentido estas "buenas prácticas se usan para tapar las obligaciones incumplidas" (una abogada laboralista).
La frase W:
Una forma eficaz de sabotear cualquier movimiento social es otorgarle abundante financiamiento.
1 Comments:
Bueno, al menos a nosotros nos hubiera correspondido, ya sea en May-1970 o en May-1940.
De acuerdo a esas superficiales untadas de mantequilla del estado y la prensa luego del 11-A-07, sé que eso no hubiera ocurrido, y no ocurrió: Hoy, hay gente que sigue hablando del Grupo 5 en Palacio. Nadie sabe por donde pasó FORSUR, donde queda Huaytará, Tambo de Mora, El Carmen.
Felizmente, mi experiencia laboral y las de ciertos amigos míos, nos hicieron revisar tantas cosas. Una de ellas, la legendaria prosperidad de la costa peruana, o como el poco alcance de la labor estatal puede llevar al razonamiento falaz de la necesidad de privatizar "por culpa del sistema" (aunque funcionó, "privatizándolo" hacia la sociedad, que se movió de manera señorial). Así, entre otras cosas, pasando incluso por eso del coliseo, nada más que un triste intento de reconciliación con el pueblo iqueño.
Aún así, y existiendo el precedente Moquegua 2001.
Tal vez al gobierno no sólo le interesaba la continuación del sufrimiento, sino el reforzamiento de la imagen del "pueblo en estado de excepción" en el que se desencadenan conductas criminales. Eso ya huele a acto de provocación.
Cosas así se pueden observar incluso en nuestra ciudad. Se menciona el problema del Jr. Berlín en Miraflores, o el de la Av. Arequipa, para recibir cumbres. ¿Y el ciudadano limeño? Nada, gracias de todas formas. Hay que ver el triste estado de focos económicos fundamentales, como los mercados de La Victoria, el acceso al cono sur (Av. Los Héroes), la Av. Nicolás Arriola (una trampa para pies, frente a San Juan de Dios, http://5anhitos.blogspot.com/2008/02/seccin-especial-me-llega-al-chmpiras.html).
El gobierno actual, capaz el más frívolo de todos los tiempos (lejos), ha privatizado algo más y a fondo hacia el ciudadano capitalino: La conciencia social de lo que pasa fuera de su esfera.
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