Reflexiones Peruanas Nº 194: Odio y envidia, ¿pasatiempos peruanos?
-¡Miren, cuánto nos han quitado!
Me encontraba, hace casi veinte años, visitando el Museo del Banco Central del Ecuador y un grupo de escolares observaban indignados un mapa donde aparecía, como supuestamente perteneciente a la antigua Audiencia de Quito, un territorio gigantesco, que incluía una amplia porción de la actual Colombia y practicamente toda la Amazonía peruana.
De hecho, el mapa oficial del Ecuador, usado entonces en colegios e instituciones públicas, abarcaba buena parte de los departamentos de Tumbes, Cajamarca, Amazonas y Loreto, incluyendo Iquitos. En los medios de comunicación el Perú aparecía como un país enemigo y expansionista. “Desde pequeños nos han sembrado mucho odio”, me comentó una monja, recordando que en su colegio le habían cambiado la letra al himno sobre la hermandad latinoamericana “Un canto de amistad” y, en el momento en que se enumeraban los países, ella debía gritar con sus compañeros: “¡Menos el Perú!”
A los amigos ecuatorianos, yo les comentaba que en el Perú no se fomentaba mayor animadversión hacia ellos... pero no porque fuéramos un país que hubiera superado traumas históricos, sino porque nuestro rencor estaba concentrado en Chile.
A mi modo de ver, una sociedad alcanza su madurez logra aceptar la historia sin dejarse llevar por el rencor. De esta forma, los países europeos, que vivieron dos guerras mundiales y una guerra fría en el siglo pasado, han logrado avances impresionantes en cuanto a la integración, mucho más sólidos que las canciones infantiles latinoamericanas.
Es verdad que en los últimos meses, al tradicional conflicto con Chile, el gobierno peruano ha sumado sucesivos entredichos con Venezuela, Ecuador, Bolivia y Colombia, como pretendiendo quitarle a Hugo Chávez o Alvaro Uribe el papel de vecino problemático. Sin embargo, en la población, los sentimientos negativos están claramente orientados contra los chilenos, como se manifestó con la venta de los supermercados Wong a Cencosud (si el comprador hubiera sido una empresa argentina o brasileña, no se hubiera producido mayor clamor).
Hace muchos años que fallecieron los culpables de los hechos que generan tanta indignación, sea el hundimiento del Huáscar o el incendio de las haciendas costeñas (que, dicho sea de paso, permitió la liberación de miles de chinos esclavizados), pero, como si se tratara de una culpa hereditaria, se percibe a los chilenos contemporáneos como responsables de todo ello.
La historia muestra muchos ejemplos históricos sobre cómo se alimenta y manipula con fines políticos el odio hacia un país vecino para conseguir que los problemas internos pasen a segundo plano. De esta forma, también se justifican elevados gastos militares a pesar de contextos de pobreza.
Sin embargo, la práctica del rencor es más compleja en el Perú, porque también suele ser cultivado entre los propios habitantes. Le ha sucedido a los migrantes andinos en la costa o en la selva, y también a algunos limeños cuando trabajan en otros lugares del país. Las rivalidades entre Huaraz y Chimbote, Tarapoto y Moyobamba o Andahuaylas y Abancay han tenido inclusive expresiones violentas.
De hecho, esos sentimientos, de los que pocos peruanos parecen avergonzarse, sorprenden mucho a los chilenos. “¡Qué mal se tratan entre ustedes!” me comentó un estudiante que había pasado unas vacaciones con una familia limeña sumamente racista. Muchos recordarán cómo, durante la Guerra del Pacífico, la división entre los peruanos precisamente obró en favor de los chilenos.
En la vida cotidiana, además, otro factor que puede generar rencor es demostrar mayor capacidad o éxito. “Si no hubiera sustentado mi tesis doctoral, no tendría que enfrentar las intrigas de mis colegas”, confiesa, entristecida, una magistrada. También puede generar encono el haber gozado de un aparente privilegio: muchos egresados de la Universidad Católica reciben con frecuencia la acusación de “elitistas”. “A veces, quien pretende descalificar a otra persona como caviar pretende ocultar su propia mediocridad”, me indica una cooperante alemana. “En el Perú, hay tanta envidia que es preferible ser mediocre a destacar”, confirma el director de una ONG.
Precisamente, considero que el mayor desarrollo económico de Chile, tan visible por la prosperidad de sus empresas en el Perú, incide en los sentimientos negativos. Sin embargo, resulta curioso que no parece prioritario emular los logros sociales chilenos, como el mínimo porcentaje de analfabetos o desnutridos. Y no es un problema de recursos: se han preferido ingentes cantidades de dinero a una demanda ante La Haya por un problema limítrofe que podría haberse resuelto de forma menos onerosa.
Después de la firma de la paz, en todas mis visitas al Ecuador, ha sido muy agradable comprobar cómo este país ha superado antiguos rencores y los viajeros peruanos son tratados con mucha cordialidad.
Dejar los sentimientos antichilenos nos ayudaría mucho a los peruanos y nos permitiría dedicarnos con más atención a resolver nuestros problemas como país, entre los cuales, lamentablemente, se encuentran también los rencores existentes entre nosotros mismos.
Además...
-Una ley que ayudaría a la población, la extensión de la vigencia del DNI a ocho años, ha generado desesperación en RENIEC por los ingresos que perdería. El DNI debería ser un documento gratuito y permanente y los gastos de RENIEC deberían cubrirse con el tesoro público.
-Como todos sabían en Ayacucho, se confirmó que el 19 de febrero, un policía asesinó a los campesinos Emiliano García y Rubén Pariona. Queda comprobado entonces que el Ministro Alva Castro y el General Octavio Salazar distorsionaron los hechos en sus informes ante el Congreso. Dicho sea de paso, la víspera el campesino Julio Rojas falleció en circunstancias similares, sumando por lo menos catorce las víctimas mortales de las fuerzas de seguridad durante este gobierno.
-Luego de sucesivos accidentes, la muerte de cinco turistas franceses confirma la escandalosa informalidad del aeródromo de Nazca. Las autoridades del Ministerio de Transportes tienen seria responsabilidad en esta nueva tragedia.
-Nos unimos a las críticas hacia la costosa transmisión en directo de la boda del cantante Juan Diego Flórez por el canal 7. Resulta curioso que entretanto se aluda a “motivos económicos” para cancelar el austero programa de Guillermo Giacosa y no transmitir el juicio a Fujimori.
-Nos solidarizamos con los millares de habitantes de Lambayeque, Amazonas y Cajamarca, afectados por las inundaciones y la ausencia de atención estatal.
-Nos solidarizamos también con la periodista Esther Vargas, a quien se pretendió apartar de la Universidad San Martín por su condición de lesbiana. Al mismo tiempo que saludamos la rectificación de dicha universidad, el hecho pone de manifiesto la necesidad de incorporar al artículo 323 del Código Penal sobre el delito de discriminación la causal de orientación sexual.
-Felicitamos al grupo Gildemeister y la empresa de arquitectos Nogal por aceptar publicar una nueva convocatora de empleo, excluyendo el requisito de “buena presencia”. También felicitamos al Banco de Crédito por incluir imágenes de personas andinas y mestizas en sus convocatorias. Sería adecuado, eso sí, que éstas aparezcan también en sus campañas publicitarias.
Me encontraba, hace casi veinte años, visitando el Museo del Banco Central del Ecuador y un grupo de escolares observaban indignados un mapa donde aparecía, como supuestamente perteneciente a la antigua Audiencia de Quito, un territorio gigantesco, que incluía una amplia porción de la actual Colombia y practicamente toda la Amazonía peruana.
De hecho, el mapa oficial del Ecuador, usado entonces en colegios e instituciones públicas, abarcaba buena parte de los departamentos de Tumbes, Cajamarca, Amazonas y Loreto, incluyendo Iquitos. En los medios de comunicación el Perú aparecía como un país enemigo y expansionista. “Desde pequeños nos han sembrado mucho odio”, me comentó una monja, recordando que en su colegio le habían cambiado la letra al himno sobre la hermandad latinoamericana “Un canto de amistad” y, en el momento en que se enumeraban los países, ella debía gritar con sus compañeros: “¡Menos el Perú!”
A los amigos ecuatorianos, yo les comentaba que en el Perú no se fomentaba mayor animadversión hacia ellos... pero no porque fuéramos un país que hubiera superado traumas históricos, sino porque nuestro rencor estaba concentrado en Chile.
A mi modo de ver, una sociedad alcanza su madurez logra aceptar la historia sin dejarse llevar por el rencor. De esta forma, los países europeos, que vivieron dos guerras mundiales y una guerra fría en el siglo pasado, han logrado avances impresionantes en cuanto a la integración, mucho más sólidos que las canciones infantiles latinoamericanas.
Es verdad que en los últimos meses, al tradicional conflicto con Chile, el gobierno peruano ha sumado sucesivos entredichos con Venezuela, Ecuador, Bolivia y Colombia, como pretendiendo quitarle a Hugo Chávez o Alvaro Uribe el papel de vecino problemático. Sin embargo, en la población, los sentimientos negativos están claramente orientados contra los chilenos, como se manifestó con la venta de los supermercados Wong a Cencosud (si el comprador hubiera sido una empresa argentina o brasileña, no se hubiera producido mayor clamor).
Hace muchos años que fallecieron los culpables de los hechos que generan tanta indignación, sea el hundimiento del Huáscar o el incendio de las haciendas costeñas (que, dicho sea de paso, permitió la liberación de miles de chinos esclavizados), pero, como si se tratara de una culpa hereditaria, se percibe a los chilenos contemporáneos como responsables de todo ello.
La historia muestra muchos ejemplos históricos sobre cómo se alimenta y manipula con fines políticos el odio hacia un país vecino para conseguir que los problemas internos pasen a segundo plano. De esta forma, también se justifican elevados gastos militares a pesar de contextos de pobreza.
Sin embargo, la práctica del rencor es más compleja en el Perú, porque también suele ser cultivado entre los propios habitantes. Le ha sucedido a los migrantes andinos en la costa o en la selva, y también a algunos limeños cuando trabajan en otros lugares del país. Las rivalidades entre Huaraz y Chimbote, Tarapoto y Moyobamba o Andahuaylas y Abancay han tenido inclusive expresiones violentas.
De hecho, esos sentimientos, de los que pocos peruanos parecen avergonzarse, sorprenden mucho a los chilenos. “¡Qué mal se tratan entre ustedes!” me comentó un estudiante que había pasado unas vacaciones con una familia limeña sumamente racista. Muchos recordarán cómo, durante la Guerra del Pacífico, la división entre los peruanos precisamente obró en favor de los chilenos.
En la vida cotidiana, además, otro factor que puede generar rencor es demostrar mayor capacidad o éxito. “Si no hubiera sustentado mi tesis doctoral, no tendría que enfrentar las intrigas de mis colegas”, confiesa, entristecida, una magistrada. También puede generar encono el haber gozado de un aparente privilegio: muchos egresados de la Universidad Católica reciben con frecuencia la acusación de “elitistas”. “A veces, quien pretende descalificar a otra persona como caviar pretende ocultar su propia mediocridad”, me indica una cooperante alemana. “En el Perú, hay tanta envidia que es preferible ser mediocre a destacar”, confirma el director de una ONG.
Precisamente, considero que el mayor desarrollo económico de Chile, tan visible por la prosperidad de sus empresas en el Perú, incide en los sentimientos negativos. Sin embargo, resulta curioso que no parece prioritario emular los logros sociales chilenos, como el mínimo porcentaje de analfabetos o desnutridos. Y no es un problema de recursos: se han preferido ingentes cantidades de dinero a una demanda ante La Haya por un problema limítrofe que podría haberse resuelto de forma menos onerosa.
Después de la firma de la paz, en todas mis visitas al Ecuador, ha sido muy agradable comprobar cómo este país ha superado antiguos rencores y los viajeros peruanos son tratados con mucha cordialidad.
Dejar los sentimientos antichilenos nos ayudaría mucho a los peruanos y nos permitiría dedicarnos con más atención a resolver nuestros problemas como país, entre los cuales, lamentablemente, se encuentran también los rencores existentes entre nosotros mismos.
Además...
-Una ley que ayudaría a la población, la extensión de la vigencia del DNI a ocho años, ha generado desesperación en RENIEC por los ingresos que perdería. El DNI debería ser un documento gratuito y permanente y los gastos de RENIEC deberían cubrirse con el tesoro público.
-Como todos sabían en Ayacucho, se confirmó que el 19 de febrero, un policía asesinó a los campesinos Emiliano García y Rubén Pariona. Queda comprobado entonces que el Ministro Alva Castro y el General Octavio Salazar distorsionaron los hechos en sus informes ante el Congreso. Dicho sea de paso, la víspera el campesino Julio Rojas falleció en circunstancias similares, sumando por lo menos catorce las víctimas mortales de las fuerzas de seguridad durante este gobierno.
-Luego de sucesivos accidentes, la muerte de cinco turistas franceses confirma la escandalosa informalidad del aeródromo de Nazca. Las autoridades del Ministerio de Transportes tienen seria responsabilidad en esta nueva tragedia.
-Nos unimos a las críticas hacia la costosa transmisión en directo de la boda del cantante Juan Diego Flórez por el canal 7. Resulta curioso que entretanto se aluda a “motivos económicos” para cancelar el austero programa de Guillermo Giacosa y no transmitir el juicio a Fujimori.
-Nos solidarizamos con los millares de habitantes de Lambayeque, Amazonas y Cajamarca, afectados por las inundaciones y la ausencia de atención estatal.
-Nos solidarizamos también con la periodista Esther Vargas, a quien se pretendió apartar de la Universidad San Martín por su condición de lesbiana. Al mismo tiempo que saludamos la rectificación de dicha universidad, el hecho pone de manifiesto la necesidad de incorporar al artículo 323 del Código Penal sobre el delito de discriminación la causal de orientación sexual.
-Felicitamos al grupo Gildemeister y la empresa de arquitectos Nogal por aceptar publicar una nueva convocatora de empleo, excluyendo el requisito de “buena presencia”. También felicitamos al Banco de Crédito por incluir imágenes de personas andinas y mestizas en sus convocatorias. Sería adecuado, eso sí, que éstas aparezcan también en sus campañas publicitarias.
1 Comments:
Excelente articulo. Debe ser PRIORIDAD educar al futuro ciudadano en estos temas.Me gustaria comunicarme contigo.
Gracias por el tema.
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