martes, abril 08, 2008

Reflexiones Peruanas Nº 193: El peligroso parque Kennedy

-Muchos amigos míos tendrían miedo de venir por acá –me decía el sábado pasado un joven publicista-. Creen que es peligroso.

Estábamos repartiendo la Ley de Trabajadoras del Hogar a los transeúntes y el “`peligroso” lugar donde desarrollábamos esta labor cívica era nada menos que el Parque Kennedy de Miraflores.

Alcé la vista, tratando de pensar qué peligro podía emanar de los vendedores de cuadros o mazamorra morada, de los niños que se divertían en los juegos, de los comensales del Haití o del Starbucks o de los ancianos lustrabotas. Francamente, tener miedo de caminar por el Parque Kennedy me parece el colmo de quienes pretenden vivir en el Perú, pero totalmente aislados de sus compatriotas.

Resulta lamentable cómo la obsesión por la seguridad termina convirtiendo a algunas personas en verdaderos prisioneros. Su existencia transcurre entre bunkers custodiados por tranqueras y/o vigilantes armados: la casa, el trabajo, el centro comercial, la playa o los lugares para divertirse. Para ir de un sitio a otro buscan movilizarse en vehículos rápidos e intimidantes, que impidan cualquier contacto con otras personas. Todo lo que esté más allá de estos ghettos voluntarios, donde los intrusos son rechazados y los servidores son sumisos, inspira incertidumbre y temor, hasta el Parque Kennedy.

Sin embargo, no sólo las clases altas se imponen a sí mismas barreras frente a los demás habitantes de la ciudad. El año pasado conocí a un grupo de universitarios españoles que llevaban dos meses alojados con familias de Pueblo Libre y San Miguel... y a todos les habían advertido que no fueran al centro. Una noche los llevé a pasear por el Parque de la Muralla, la Plazuela de Santo Domingo, el Jirón de la Unión, la Plaza San Martín y, por supuesto, no vimos nada peligroso, como jamás me ha sucedido en innumerables excursiones similares.

En realidad, mis amigos extranjeros se sorprenden al saber que muchos limeños temen caminar por el Jirón de la Unión y no les parece un lugar sórdido, sucio o peligroso. Existen muchos transeúntes, eso sí, como en cualquier otra calle peatonal del mundo, pero sus rostros, los mismos que un extranjero espera encontrar en el Perú, pueden generar rechazo en las personas abrumadas por sus prejuicios.

De hecho, los integrantes de la clase media pueden tener aún más barreras que los sectores privilegiados: su situación económica les impide acudir a lugares caros y debido a sus prejuicios raciales, o inclusive al “qué dirán”, no pueden frecuentar lugares más populares. Muchas personas, especialmente mujeres, prefieren quedarse recluidas y frustradas en sus casas si no tienen auto para desplazarse: viajar en taxi les atemoriza y la idea de ser vistas en una combi les parece degradante.

También he constatado barreras inversas en otras personas, que se rehúsan a ir al Olivar o los parques de la bahía de Miraflores, argumentando que “no son lugares para ellos”. Conozco inclusive profesionales que dan esa razón para no acudir al Centro Cultural de la Católica. Existe, es verdad, el temor a ser discriminados, pero la autoexclusión puede reflejar también problemas de autoestima o inclusive cierto racismo hacia los limeños blancos.

A veces, algunas empresas refuerzan estos muros invisibles, al emplear criterios más sociales que económicos para ubicar sus locales, como la Pastelería San Antonio o la heladería Quattro D. En realidad, vencer las barreras mentales puede traer muchos beneficios económicos, como descubrieron Pardo’s Chicken, Bembos o Cineplanet al expandirse por la ciudad. Esta última empresa, sin embargo, mantiene sus prejuicios al dedicar sólo comedias y películas de terror a los cines del Cono Norte y el centro de Lima.

En mi caso, tuve la suerte que desde niño siempre había algún motivo para conocer Lima. Mi padre se empeñaba en que cada misa dominical fuera en una parroquia distinta, desde Chorrillos hasta Barrios Altos.

Con los años, he heredado su empeño de hacer conocer Lima a otros limeños. Siempre me alegra cuando por primera vez disfrutan de la tranquilidad del Olivar o el Parque de la Muralla, de noche o de día, o cuando quedan impactados ante la prosperidad del Megaplaza. A veces logran superar prejuicios curiosos: un anciano de San Isidro se sorprendió que en Plaza San Miguel no hubiera pandilleros. Desde lo alto del parque María Reiche, una economista de Barrios Altos confundió a los tablistas de Miraflores con los restos de algún supuesto naufragio.

Una vez que se vencen los prejuicios y temores, las posibilidades de disfrutar la ciudad son innumerables.

-Me encantaban las butifarras del Parque Kennedy –me dice con nostalgia un amigo canadiense, que ahora vive en Abancay - ¡Son las mejores de Lima!

-Sí, y también venden el mejor champús –respondo yo (se trata de un dulce de guanábana, ideal para las noches de invierno).

Definitivamente, quienes viven prisioneros de sus barreras mentales, no saben lo que se pierden.


Además...

-Varias personas pidieron que les hiciera llegar la entrevista de la semana pasada en La República sobre el autorracismo. Aquí tienen el enlace: http://www.larepublica.com.pe/content/view/212053 Aprovecho para destacar la lucha de los vecinos de la Residencial San Felipe por una vida digna. Su esfuerzo es un ejemplo para muchos peruanos.

-A todos los admiradores de Guillermo Giacosa, les comento que esta noche se transmitirá su último programa, porque ha sido cancelado por el Canal 7. Hacemos llegar nuestra solidaridad a Giacosa y a todo su equipo.

-Hablando del canal 7 resulta indignante que se pretenda impedir el ingreso en short y/o sandalias, en abierta violación al artículo 323 del Código Penal que sanciona la discriminación por indumentaria.

-Hemos recibido varias quejas sobre los avisos del Centrum de la Universidad Católica, que presentan personas de rasgos europeos como símbolo de éxito profesional.

-Hablando de discriminación racial, diversas personas de rasgos andinos se han quejado de maltratos por parte de los vigilantes del supermercado Tottus en Atocongo.

-El Presidente del Essalud Fernando Barrios viene siguiendo el mal ejemplo del Alcalde de Lima: 120 árboles fueron talados en los jardines del Hospital Rebagliati para edificar instalaciones de cardiología, pudiendo haberse empleado muchas otras áreas disponibles para ello.

-Felicitamos a la empresa LC Busre por imprimir las medidas de seguridad de sus aviones en castellano y quechua. Se trata de un ejemplo que muchas empresas privadas deberían imitar.

-Hablando de buenas noticias, es positivo que el gobierno haya dispuesto que las mujeres pueden ser socias del Club Regatas Lima y el Club Nacional..., pero no hay que olvidar que las mujeres más discriminadas en dichos clubes son las trabajadoras del hogar, como ocurre también en el club Terrazas, el Lima Cricket, los centros de esparcimiento de los oficiales de las Fuerzas Armadas y algunas academias de natación (véase la RP 182).

-Con las Municipalidades Provinciales de Jauja y Concepción ya son diez los gobiernos locales que promulgar Ordenanzas contra la discriminación. Felicitamos a la Defensoría del Pueblo de Junín por haber impulsando estas normas. Ojalá que las Municipalidades de San Isidro, Surco, Miraflores y el Cusco sigan estos pasos.