viernes, julio 20, 2007

Reflexiones Peruanas Nº 155: Vamos al Colegio. Año 2037

-¡José Gabriel, deja la computadora que ahora viene el ómnibus y no has tomado tu desayuno! –dijo su madre, mientras abría el microondas para sacar el jugo de naranja que ha calentado.

-¡Mamá, estoy a punto de ganarle a mi amigo del Tíbet!

-¡Déjalo en paz que sabes que a esta hora él se tiene que acostar!

José Gabriel desayunó apresurado, porque a los pocos momentos sonó el timbre, programado por su padre con la música de Viaje a las Estrellas.

Se envolvió en la casaca térmica que le habían comprado en el Saga Falabella de Sicuani, porque afuera hacía seis grados bajo cero. Se puso el gorro de alpaca y, después de despedirse de su mamá, corrió hacia el ómnibus.

-¿Allinllachu?- lo saludó el chofer, Richard Quispe. Cuando él nació, a comienzos de siglo, todavía estaban de moda los nombres en inglés entre los campesinos.

El ómnibus se detuvo para recoger a otros niños de sus casas en medio de la puna y enrumbó hacia la escuela.

En su salón, colgó su casaca en el perchero ubicado a una altura conveniente para niños de ocho años. En medio de todos los rostros andinos de sus compañeros, resaltaban los dos niños blancos, que habían venido de Lima, en un programa de intercambio, para mejorar su quechua y aprovechar para ver el sol por dos o tres meses.

La primera clase era sobre historia del Perú. Hablando en quechua, la maestra recordó a los niños su tarea:

-¿Averiguaron cómo era la vida en tiempos de sus papás?

-Mi mamá dice que en esa época no había calefacción –señaló José Gabriel.

-Tampoco luz eléctrica ni energía solar –dijo Kusi, su compañera de carpeta.

-Ni había baños en las casas –agregó Cahuide.

-¡Ni camión de basura! –señaló Ollanta.

-¡Qué asco! –exclamó la pequeña Chaska, con una expresión tan aterrada que todos los demás soltaron una carcajada.

-Es verdad, niños –explicó la profesora -. La vida era muy difícil para los campesinos entonces, pero ¿todos los peruanos la pasaban tan mal?

-Claro que no -señaló Inti, el más estudioso de la clase -. En las ciudades de la costa la gente vivía mucho mejor. Algunos tenían hasta empleadas serranas a las cuales maltrataban.

-Ellas tenían que decirle a sus amos señor o joven y los trataban de usted- añadió José Gabriel, usando esas palabras en castellano.

-Yo visité el Museo de la Segregación en Asia y era muy interesante –intervino Sinchi, uno de los niños limeños, pronunciando con cuidado los sonidos más difíciles del quechua– . Allí hacen que los visitantes se pongan unos mandiles para que sientan cómo trabajaban las empleadas del hogar en esa época.

Todos los niños se pusieron a conversar sobre la última vez que habían ido a veranear a Asia, Camaná o Paracas, hasta que la profesora les invocó a prestar atención:

-¿Y les contaron sus papás cómo eran las escuelas estatales?

-No había agua caliente ni papel higiénico en los baños -declaró Ollanta.

-A veces ni había baños -precisó Ayar.

-Mis papás dicen que tenían que caminar varias horas para llegar al colegio, pero debe ser mentira. ¡Se habrían muerto con tanto frío! -exclamó Huáscar.

-¡Mis papás también dicen eso! -agregó Kusi -¿Verdad que no había ómnibus escolar?

-¡Qué tontos! En lugar de caminar se hubieran quedado en casa a estudiar por internet –indicó Cahuide.

-¡No había internet en las casas, pues! –exclamó con burla Inti y hubo otra risotada general.

-Una pregunta –dijo Micaela, la niña limeña-, en esa época había algo así como “escuelas privadas”, ¿qué era eso?

-Allí las personas pagaban para que sus hijos tuvieran educación –explicó la profesora –Bueno en esa época hasta se pagaba por las medicinas en los hospitales.

Siempre que llegaba a esa parte de la explicación, ella sabía que se produciría un silencio y los niños se quedarían todos boquiabiertos. Ninguno quería decir lo que todos estaban pensando. Poco a poco, fue Cahuide quien se atrevió:

-...Y si uno no tenía dinero, ¿entonces? –nadie contestó, porque todos habían comprendido.

-Lo que yo no entiendo –señala José Gabriel – es por qué en Lima derrochaban en construir fuentes y otras grandes obras y no les importaba que acá las personas se murieran de hambre o de frío.

-Señorita, ¿cómo cambió todo? -preguntó Kusi.

-¿Por qué ahora a todos nos tratan como seres humanos? -quiso saber Huáscar.

-¿Qué fue lo que pasó? –insistió Cahuide.

-¿Por qué llora? –preguntó Chaska, viendo que una lágrima se deslizaba por la mejilla de la profesora.

-Niños, lloro porque recuerdo todo lo que sufríamos sin que a nadie le importara.

O quizás la profesora lloraba porque ella y sus alumnos todavía son solamente parte de un cuento, que no se sabe cuándo podrá ser realidad.



-Además...

-El relato que ustedes han leído está dedicado a Michel Sarmiento, Miriam Calderón, Mirtha Vega, Jorge Vera, Pedro Hernández y los demás profesores detenidos arbitrariamente en la Comisaría de San Isidro, a quienes tuve que llevar agua y alimentos.

-Hablando de esa comisaría, agradecemos a la doctora Eugenia Fernán y a los demás comisionados de la Defensoría del Pueblo, que lograron evitar los abusos contra los profesores arbitrariamente detenidos, golpeados y privados de poder contactarse con sus abogados. El papel del Ministerio Público fue vergonzoso.

-En el Hospital Rebagliati falleció la profesora Herminia Herrera, según los dirigentes del Sutep, debido a las heridas ocasionadas por una golpiza propinada por la Policía Nacional.

-Hablando de víctimas de la conmoción social, la semana pasada, en Satipo falleció Alcides Huamaní, a consecuencia de los disparos de un comerciante que intentaba defender su ferretería de una turba y en Abancay, la niña Janet Sánchez de 13 años, a quien impactó un tronco en la cabeza, aparentemente arrojado por un maestro del SUTEP en un enfrentamiento con la Policía Nacional. Luego de la muerte, 17 profesores fueron detenidos.

-Quienes por fin están en libertad son los campesinos de Totorococha (Cajamarca), que exigían a la empresa Yanacocha el pago de una deuda laboral. Varios de ellos sufrieron brutales golpizas por parte de los policías. En Ica, aún sigue preso el dirigente minero Rony Cueto, enfrentado a Shougang.

-Al parecer, gracias a la intervención de SUNAT, Máncora ha dejado de ser un paraíso de evasión fiscal. La mayoría de locales entregan ahora facturas y boletas.

2 Comments:

At 9:12 p. m., Blogger Javier Matos Flores-Guerra said...

UN GRAN IDEAL, LAMENTABLEMENTE ALGUIEN SIEMPRE TIENE QUE PAGAR EL ALMUERZO Y LOGRAR UN IDEAL PARECIDO PUEDE TRAER NEFASTAS CONSECUENCIAS (VEASE: PERU 1985 - 1990)

"...-Una pregunta –dijo Micaela, la niña limeña-, en esa época había algo así como “escuelas privadas”, ¿qué era eso?

-Allí las personas pagaban para que sus hijos tuvieran educación –explicó la profesora –Bueno en esa época hasta se pagaba por las medicinas en los hospitales.

Siempre que llegaba a esa parte de la explicación, ella sabía que se produciría un silencio y los niños se quedarían todos boquiabiertos. Ninguno quería decir lo que todos estaban pensando. Poco a poco, fue Cahuide quien se atrevió:

-...Y si uno no tenía dinero, ¿entonces? –nadie contestó, porque todos habían comprendido...."

 
At 10:04 a. m., Blogger Wilfredo Ardito Vega said...

En la mayoría de países desarrollados, la situación descrita es simplemente la vida cotidiana de los campesinos, desde hace ya varias décadas.

En el Perú, sin embargo, nos parece utópico o peligroso, porque la realidad no nos interpela tanto como debería.

En otros países, la pobreza no es vista como un hecho natural, probablemente porque no existe un racismo tan marcado que la justifique.

 

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