miércoles, febrero 28, 2007

RP 133: ¿QUIÉN DEBE PAGAR? ¿EL ESTADO O LOS CIUDADANOS?

Ante la propuesta de que los egresados de colegios particulares paguen en las universidades estatales, debemos señalar que, en principio, nos parece injusto que los impuestos que pagan peruanos de toda condición sean usados para financiar la formación profesional de una persona que podría asumir este gasto.

Sin embargo, debatir la gratuidad de las universidades públicas como un asunto aislado es un serio error y mas bien debería aprovecharse esta oportunidad para una discusión más amplia respecto a cuáles necesidades de los ciudadanos corresponde al Estado satisfacer.

Lamentablemente, en el Perú no vivimos el modelo de “estado de bienestar”, donde la atención en salud, la educación o inclusive el subsidio de desempleo son provistos por el Estado. Oficialmente, la intervención estatal debe ser subsidiaria, es decir, dirigirse a aquellos casos en que los ciudadanos no pueden satisfacer por sí mismos sus necesidades fundamentales.

Ese fue el sentido de la sentencia del Tribunal Constitucional en el caso de la señora Azanca Meza en el año 2004, señalando que era obligación del Estado atender la salud de las personas cuyas vidas estaban en peligro. Este razonamiento fue reiterado el año pasado por el Tribunal amparando la demanda de los habitantes de La Oroya afectados por las emisiones contaminantes de la empresa Doe Run, e indicando que el Ministerio de Salud debía intervenir ante los daños ambientales (RP 101).

Ahora bien, normalmente el Estado peruano incumple con esta obligación empleando como argumento recurrente la carencia de recursos. En realidad, hay un problema de prioridades: a mayor crecimiento económico existen mayores ingresos para el Estado y debería haber mayor inversión social, pero ese no ha sido el caso. El incremento en las arcas fiscales permitió mas bien gastos suntuarios como el avión presidencial para viajar a China o Punta Sal, mientras otros mandatarios latinoamericanos y europeos usan vuelos comerciales.

A veces, la confusión de prioridades en la asignación de fondos públicos obtuvo respaldo popular, como ocurrió con la remodelación de estadios para realizar campeonatos internacionales de fútbol. Ahora que el césped sintético viene generando serias quemaduras a los futbolistas, recién se empieza a cuestionar la falta de criterio para manejar los recursos estatales.

Un sector estatal que ha logrado que sus gastos parezcan prioritarios ante la opinión pública son las Fuerzas Armadas y siempre hay medios de comunicación ansiosos de reportar o inventar incidentes fronterizos o diplomáticos con los países vecinos para justificar créditos o adquisiciones millonarias. El “bienestar” de las Fuerzas Armadas implica también gastar en viviendas, asignaciones de vehículos y gasolina para los oficiales y colegios para sus hijos (que tienen que ser distintos a los colegios donde estudian los hijos de los subalternos)... e inclusive la propuesta sobre cobros en las universidades públicas mantendría la gratuidad para los hijos de los oficiales.

Finalmente, no sólo se emplean los recursos estatales supuestamente escasos en armas que puedan lastimar a chilenos o ecuatorianos, sino también grandes sumas se destinan para reprimir a los propios peruanos: la Ministra del Interior ha anunciado que su despacho gastará diez millones de soles en granadas lacrimógenas de triple acción, más de cinco millones en balones lanzagases y más de seis en cartuchos lacrimógenos.

Resulta patético que mientras se gasta en césped sintético y granadas lacrimógenas, sigamos teniendo la inversión social más baja de América Latina y existan cinco millones de peruanos totalmente excluidos de los servicios de salud. Por no poder pagar una operación de apendicitis, muchas personas son rechazadas de los hospitales (las he visto yo en San Martín y Puno, enviadas a morir a sus casas). Eso sí, el actual gobierno gastó una gran cantidad de dinero en vacunar a millones de personas contra la rubeola, sin que lo justificaran una gran extensión de la enfermedad en el país o una terrible mortalidad.

En realidad, aunque se destinen importantes recursos a una zona, cuando se carece de una noción de derechos ciudadanos, las inversiones estatales serán irrelevantes para los más necesitados. Un ejemplo es el canon minero, que podría lograr la erradicación del analfabetismo o la desnutrición en regiones como Cajamarca o Ancash, pero se ha establecido que sólo puede usarse en obras de infraestructura. Las autoridades locales y regionales prefieren dedicarse a remodelar plazas, con una placa recordatoria, claro está, que a exigir un urgente cambio legislativo que permita enfrentar los problemas más serios de la población.

El destino prioritario de los fondos públicos debería ser lograr que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos: desde la atención médica hasta la capacitación en idiomas indígenas para los funcionarios estatales; desde la entrega de DNI gratuito y permanente hasta la gratuidad de los reclamos ante Indecopi; desde el acceso a la justicia... hasta la formación profesional para todos aquellos que no puedan pagar por ella.





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LA PRINCESA Y EL MAR

Rosa Carrasco Zuleta

I

No hay cosa que le guste más que caminar descalza. Romina siempre se las arregla para quitarse los zapatos y poder recorrer su hermoso palacio con los pies pequeñitos bien aferrados al suelo. Caminar descalza es algo que no debe hacer una princesa a temprana edad porque sino le crecerán mucho los pies y ya no le entrarán los zapatos de cristal, así que cada vez que mamá la ve descalza le obliga a ponerse los zapatos y aprovecha para hacer que la bañen, la peinen y la vistan como la pequeña alteza debe estar. Es en esos momentos que Romina se refugia en las faldas de Fermina, quien sabe ser muy cariñosa y cumple las órdenes de la reina sin dejar de querer mucho a la princesa.

Fermina siempre prepara el agua del baño como a Romina le gusta, ni caliente ni fría, la deja remojarse más de la cuenta y jugar con todos sus juguetes dentro de la bañera. Luego, con unas toallas muy suaves, la seca con cuidado y esparce delicadamente sobre su frágil cuerpo un arómatico talco, con la suavidad que sólo las manos de alguien que nos quiere mucho pueden hacerlo. Toma sus cabellos como si fueran hilos de oro y los separa con cuidado para luego cepillarlos pausadamente sin causar el menor dolor.

–Cuéntame, Fermina, cuéntame cómo trenzabas las canastas –le pide la princesa.

Fermina mira el techo, suspira y recuerda cómo era su tierra. El sol caliente sobre la arena y ella mirando a su padre pescar. Allí tejía con sus manitos la paja para hacer las canastas.

–Desde chiquita mi abuela me enseñó, así que me sentaban en un banquito frente a la playa donde mi papa pescaba y junto con mi mamá, mi abuela, mi prima Dora y mi primo Juan empezábamos a separar la paja buena de la quebradiza. Las colocábamos después según su tamaño y grosor: las largas y más finas para los tejidos más elaborados y las gruesas para las bases.

–¿Y qué más? –pregunta ansiosa la princesa.

–¿Qué más? Nada más.

–¿Cómo nada más? ¡Tú me contabas más! ¡Cuéntame todo, lo de los caballitos, lo del reino antiguo! ¿Te acuerdas?

Y Fermina recuerda que su abuela le contó que ellos pertenecían a un pueblo muy antiguo, de señores guerreros que tenían al mar, el sol y la luna como dioses.

–Yo creo que sí son dioses –increpa su alteza.

–Ni lo digas, tu mamá se molestaría. Va a pensar que te estoy mintiendo. Además, tú sólo tienes un Dios y es el mismo que el mío.

– ¿Todos somos hijos de Dios? –pregunta la niña.

–Sí, todos, y por eso nos ha regalado el mar, el sol, la tierra y la luna, y a mí me hizo un regalo especial.

–¿Sí? ¿Cuál? –pregunta intrigada la pequeña.

–Me dio una princesa de verdad para que la cuide.

Romina ríe y Fermina le hace cosquillas. La princesa es feliz al lado de ella. ¿Quién mejor para acompañarla en el gran castillo, tan bonito pero tan solo?


II

El sol ha comenzado a calentar y los reyes se mudan al palacio de verano, frente al mar. Con ellos llevan a toda la corte y también a Fermina. La princesa está feliz. Ha hecho planes para este verano. Sabe, por las historias que le ha contado, que Fermina es una gran nadadora, que hasta sabe pescar, y piensa que podrán sentarse en la orilla a tejer grandes canastas donde guardar sus juguetes y hacer una cunita de paja para su última muñeca. Hasta un caballito de totora le va a pedir, y jugará en el mar con ella al antiguo reino de los señores que creían que el sol, el mar y la luna eran dioses.

Es de día y la princesa se levanta presurosa. Va al comedor a desayunar con sus padres y les cuenta sus planes, que así como juega en la casa con Fermina, así jugará en la playa a ser la princesa de un reino antiguo, donde las reinas no se parecían a su madre sino más bien a Fermina, con la piel tostada por el sol y el cabello azabache brillando intensa y libremente al viento.

–Fermina será la reina y yo su hija –cuenta la niña–. Y ya le dije a José que él será el hechicero que nos quiere secuestrar, pero como el mar es un dios bueno nos protegerá, y por eso Fermina y yo nos refugiaremos en él para que no nos haga daño. Allí nadaremos y seremos libres y fuertes.

La reina mira al rey, quien lee unos reales documentos, y le dice:

–Explícale a Romina que ese juego no es posible acá.

– ¿Cómo dices? –pregunta distraído el rey.

– Que le expliques a la niña que en estas tierras los sirvientes no pueden compartir el mar con nosotros.

La princesa no llega a comprender, pero ve en el rostro de la reina y en el gesto de su padre algo de preocupación.

–Así es, hija. Aquí, en este lugar, los reyes no compartimos el mar con los sirvientes, así que no podrás entrar al mar acompañada de tu aya.

Romina se siente confundida. ¿Qué maleficio habrá caído en este reino para que se tenga que actuar así? ¿Será que si entra al mar con Fermina los antiguos guerreros volverán? ¿Será que esos guerreros no eran buenos y el mar se los llevó? Y sin querer pregunta, como todos los niños: “¿Por qué?”

El rey y la reina dan la única explicación que saben: porque sí, porque así son las cosas, así lo quiere Dios.


III

La princesa está triste y no sabe qué hacer. Sentada frente al mar contempla su grandeza, y, al igual que en sus juegos, cree que él es un dios bueno y como tal tendrá la solución al hechizo que no le permite nadar y ser libre al lado de la persona que más quiere. Se pone de pie, sacude de su cuerpecillo la blanca arena y descalza, aferrada al suelo, como tanto le gusta y entra al mar, soñando con alcanzar lo más profundo de éste, y esperar que el hechizo se rompa y Fermina entre a buscarla y nadar juntas. Hasta que ese momento llegue, ella sueña con esperarla dentro del mar, protegida por su inmensidad...


Lima, 23 de enero de 2007







Además...

-La sentencia que condenó la semana pasada al mayor Collins Collantes y otros militares por la desaparición de los campesinos de Chuschi implica un hito fundamental en la lucha contra la impunidad.

-Un grupo de campesinos de Parcoy (La Libertad) llegará a Lima para protestar contra la prisión de su alcalde, Santos Quispe, enfrentado a la empresa minera Horizonte. El Presidente de la Región La Libertad, José Murgia y los alcaldes de Trujillo y Pataz también han solicitado la liberación de Quispe.

-A todos los que participaron en el Operativo Empleada Audaz y a quienes quisieron asistir pero no pudieron por algún motivo, les avisamos que a fines de febrero habrá una reunión de balance. Entretanto, pueden reirse un poco ingresando al blog satírico La Cebolla, lacebolla.blogspot. que alude numerosas veces a la actividad de Asia y hasta anuncia el Operativo Pituco Audaz.

-El año pasado, los Martes Antirracistas congregaron numeroso público. Esperemos que los Míercoles Antirracistas de marzo tengan la misma acogida. Pronto recibirán el programa completo con los conferencistas.

-Felicitamos la campaña de la Ministra de Trabajo para sensibilizar a la población sobre la situación de las trabajadoras del hogar.

-En Brasil, este 12 de febrero se conmemoran dos años del asesinato de la hermana Dorothy Stang, permaneciendo en la impunidad hasta la fecha los autores intelectuales del crimen. Una situación similar se vive en Cajamarca en relación a la muerte del ecologista Edmundo Becerra. La semana pasada, se anunció que, en un enfrentamiento con la policía, había fallecido el asesino. No llegó a declarar quién le pagó por matar a Becerra.

-En relación a la RP 132 sobre el elitismo en las actividades culturales, un lector ha propuesto asistir desnudos al concierto de Silvio Rodríguez, para mostrar las condiciones en que deja a los espectadores los elevados precios... Afortunadamente (o lamentablemente según el punto de vista) él no se encuentra actualmente en el Perú.