viernes, mayo 19, 2006

RP 94: Hoteles, clínicas, viviendas... la segregación omnipresente


Existe un código no escrito entre los varones de la clase media limeña que les impide proferir groserías delante de mujeres, especialmente si son niñas o señoras mayores. Hace unas semanas, sin embargo, unos amigos hablaban sin mayores reservas, delante de la niña de seis años que jugaba en la sala, como si ésta fuera sorda o invisible. La niña era la hija de la trabajadora del hogar.

Podría haber sucedido lo mismo ante su madre o ante una vendedora ambulante: los códigos no escritos establecen que algunas mujeres merecen muestras convencionales de respeto, pero existen otras que no lo merecen... o no tienen posibilidad de exigirlas.

Ajenos a estos códigos, a muchos extranjeros que visitan familias peruanas desconcierta el trato que reciben las trabajadoras del hogar. “Yo siento que debo saludarlas, pero ni siquiera me las presentan”, dice un estudiante de Estados Unidos, “y me incomoda mucho la sumisión con que las empleadas se comportan conmigo”. Aunque esta mala experiencia no se puede generalizar, sigue siendo demasiado frecuente.

Resulta paradójico que algunas personas no piensen siquiera que deban saludar a los huachimanes o policías que garantizan su vida y su seguridad. “¡Ese huachimán lleva acá ya un mes y no sabe cómo me llamo!”, se queja la joven que labora en una ONG de Lince. “¿Y cómo se llama él?”, le pregunto. “¡No sé ni me importa!”, exclama desdeñosa.

Muchos peruanos consideran que quienes desarrollan tareas de servicio son seres intrínsecamente inferiores y esto aparece en muchos detalles cotidianos. Una muestra son aquellos modernos departamentos donde la familia goza de un espacio holgado a costa que el “cuarto de servicio” sea una habitación estrecha, sin luz natural o ventilación, o inclusive algo peor: “Este espacio aparece en los planos como depósito, pero allí puede poner una tarima para la empleada”, me insinúa un arquitecto que ofrece departamentos en Miraflores.

Ninguna municipalidad supervisa si las trabajadoras del hogar duermen en lugares adecuados para seres humanos. Mas bien algunas municipalidades parecen adaptarse bien a una sociedad segregada: la Gerencia de Bienestar Social de San Isidro ha logrado diversos convenios para análisis clínicos para los vecinos. En uno de ellos se distingue entre chequeos para mujeres (examen ginecológico y despistaje de cáncer) y chequeos para empleadas del hogar, que aparentemente no requerirían los anteriores exámenes, porque el chequeo se centra en despistaje de parásitos y otras enfermedades contagiosas.

Evidentemente, el chequeo está en función de la salud de los empleadores y no de la propia trabajadora, pero lo más vejatorio es que el examen incluye la prueba de VIH, una enfermedad que sólo puede contagiarse a los demás habitantes del hogar si alguno tuviera relaciones sexuales con la trabajadora. En la clínica donde se realizan estos chequeos, una amable señorita indica que los resultados de VIH se otorgan al empleador, violando toda confidencialidad y la legislación vigente (artículo 5 de la Ley 26626).

La segregación persiste durante el descanso: la pasada Semana Santa, la agencia turística Dimensiones Perú organizó un programa vacacional en el Hotel Ocucaje, en Ica, con tres tarifas: Adultos, Niños y Amas. La Tarifa de Amas implicaba que éstas serían relegadas a una habitación particular, no podrían comer lo mismo que los demás viajeros ni participarían en las visitas turísticas. Durante las últimas Fiestas Patrias, Dimensiones Perú aplicó un programa similar en otro hotel de Ica.

Precisamente, un empresario peruano establecido en Bélgica recuerda que en un hotel iqueño encontró “la ficha de registro más denigrante que he visto en mi vida, porque piden que se indique el número de adultos, niños y amas”. Él sostiene que muchos peruanos que presumen de modernos, poseen una mentalidad propia de la Edad Media.

En realidad, usar una cámara digital, exhibirse en un Starbucks o tener seis tarjetas de crédito no hacen que una persona sea realmente moderna. El principio fundamental de la modernidad es reconocer a los seres humanos como iguales, sin tomar en cuenta el color de la piel o la actividad laboral.

Establecer relaciones modernas puede implicar algunos costos: “Me he quedado sin habitación de huéspedes”, señala la esposa de un funcionario canadiense, “porque mi esposo ha decidido que ése sea el cuarto de la empleada”. No todos tienen esta posibilidad, pero existen otras muestras positivas: el año pasado, causó admiración en La Casa de Panchita la primera señora que aceptó celebrar un contrato con una trabajadora del hogar. Ahora estos contratos se firman todos los días.

Pagar a las trabajadoras del hogar su gratificación, reconocer a los vigilantes los días feriados, son formas de avanzar en la modernidad... Pero no basta sólo la buena voluntad de algunos ciudadanos. Sin la intervención decidida de las autoridades en todos los niveles, no lograremos vivir en una sociedad donde las personas sean tratadas como tales.


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Además...

-El Decreto Supremo 04-TR-2006 ha tomado por sorpresa a muchas empresas y ONGs, al establecer que deben contar obligatoriamente con un registro de asistencia de personal, para garantizar que los trabajadores no hagan horas extras sin recibir pago de sobretiempo. Esperemos que su cumplimiento sea irrestricto.

-Se ha abierto diversos procesos judiciales a la Municipalidad de Lima por la tala de árboles en la avenida Arenales (RP 93). Desde Sullana, Nelson Peñaherrera señala que la Municipalidad pretende talar los árboles de la Plaza de Armas, mientras Miguel Patiño denuncia un arboricidio similar perpetrado por la Municipalidad de Trujillo en la avenida Mansiche.

-Felicitamos a todos los lectores de Lambayeque por la reapertura del Museo Bruning, con grandes atractivos para los visitantes de esa cálida región (RP 77) y a los de La Libertad por la apertura al público del complejo El Brujo, cerca de Trujillo.

-El proyecto que aumenta las penas y causales del delito de discriminación ha sido aprobado en la Comisión de Justicia del Congreso, pero se retiró la mención a la discriminación por orientación sexual. Esperemos que sea reincorporada en la discusión final en el Congreso.

Todas las Reflexiones Peruanas se encuentran en www.cemisa.com.pe/reflexionesperuanas, en la página web de APRODEH www.aprodeh.org.pe, el informativo La Insignia www.lainsignia.org y la página web de Agencia Perú www.agenciaperu.com.